Oración de la tarde

Dios mío, ven en mi auxilio;
Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…

Himno

Ven, Señor, no tardes en llegar.
Desciende hasta nosotros con tu luz,
para salvar al pueblo que te espera.
Ven y no tardes. Ven, Señor.

Los pobres padecen desamparo y miseria;
ven sin tardar, Señor.
Tus hijos más queridos son despreciados;
ven sin tardar, Señor.
Porque tú eres el Dios que salva a los sencillos;
ven sin tardar, Señor,
y los pobres serán los primeros en tu reino;
ven sin tardar, Señor.

La fuerza y la violencia son ley entre los hombres;
ven sin tardar, Señor.
Tus hijos más queridos son oprimidos;
ven sin tardar, Señor.
Porque tú eres el Dios paciente y bondadoso,
ven sin tardar, Señor.
Y los sufridos serán los dueños de la tierra;
ven sin tardar, Señor. Amén.

Salmo 44 (I)

Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey:
mi lengua es ágil pluma de escribano.

Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.

Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.

Tu trono, oh Dios, permanece para siempre,
cetro de rectitud es tu cetro real.
Has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo
entre todos tus compañeros.

A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina
enjoyada con oro de Ofir.

Gloria al Padre…

Palabra de DiosFilipenses 3,20b-21

Aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestra condición humilde, según el modelo de su condición gloriosa, con esa energía que posee para sometérselo todo.

Despierta tu poder y ven a salvarnos,
Señor Dios de los ejércitos. Despierta…

Cántico de María(Texto contraportada A)

Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…

Mira, el Rey viene, el Señor de la tierra, y él romperá el yugo de nuestra cautividad.

Preces

En este tiempo que nos recuerda que el Señor ha de volver, oremos a Cristo para que nos enseñe a vivir en vela y oración:

R/MVen, Señor Jesús.

La Iglesia es el signo puesto por Dios como luz en medio de los pueblos:

– Señor, ayúdala para que cumpla con fidelidad y coraje la misión que le has encomendado.MR/

Los reinos de este mundo pasan, solo la palabra de Dios permanece para siempre:

– enséñanos a buscar siempre primero el reino de Dios sabiendo que todo lo demás se nos dará por añadidura.MR/

Nuestro mundo se debate entre la esperanza en sus propias fuerzas y la incerteza del futuro:

– ilumínanos para que actuemos siempre sin olvidar que tú has de venir a juzgar a vivos y muertos.MR/

Tú que has de venir para llevar a su plenitud todas las cosas:

– ten misericordia de nuestros difuntos y dales entrada en el cielo.MR/

Intenciones libres

Padre nuestro…

Antífona mariana(Texto página 25)

Sub tuum praesidium

Madre Santa del Redentor,
puerta siempre abierta del cielo,
estrella del mar, socorre al pueblo
que cae y procura levantarse.
Tú que ante el asombro de la naturaleza
engendraste a tu Santo Creador,
Virgen antes y después de haber recibido
de la boca de Gabriel aquel Ave,
ten piedad de los pecadores.